Embolización de la Vena Ovárica
La embolización de las venas ováricas es un tratamiento mínimamente invasivo para el síndrome de congestión pélvica (SCP), una afección causada por venas dilatadas y disfuncionales en la pelvis que provocan dolor pélvico crónico. Este procedimiento reduce significativamente el dolor y la presión pélvica, mejora la calidad de vida y evita la necesidad de una cirugía mayor. La mayoría de las pacientes retoman sus actividades normales en pocos días.
Preparación: La embolización de la vena ovárica se realiza generalmente de forma ambulatoria con anestesia local. La piel donde se insertará el catéter se esteriliza y se anestesia antes de comenzar el procedimiento.
Inserción del catéter: Mediante fluoroscopia (imagen radiográfica en tiempo real) para mayor precisión, se realiza una pequeña punción por donde se inserta un catéter delgado y flexible en el vaso sanguíneo. A continuación, el catéter se guía suavemente a través del sistema venoso hasta las venas ováricas.
Venografía y mapeo: Se inyecta una pequeña cantidad de contraste a través del catéter para realizar una venografía, un mapa detallado de las venas pélvicas. Esta mayor visibilidad permite identificar con precisión las venas dilatadas o con reflujo responsables de la congestión pélvica.
Embolización (bloqueo de las venas anormales): Una vez localizadas las venas anormales, se introducen a través del catéter pequeñas espirales, tapones o agentes esclerosantes para sellarlas. Esto redirige el flujo sanguíneo a través de venas sanas y elimina el reflujo que causa dolor y presión.
Finalización y recuperación: Una vez finalizada la embolización, se retira el catéter y se aplica un pequeño vendaje. No se requieren puntos de sutura y la mayoría de los pacientes reciben el alta el mismo día.
Recuperación y resultados: La recuperación tras la embolización de la vena ovárica suele ser rápida y bien tolerada. La mayoría de las pacientes retoman sus actividades normales en 24-48 horas, y la mejoría de los síntomas suele ser notable en cuestión de días o semanas. Los beneficios completos, que incluyen una reducción significativa del dolor, la presión y la sensación de pesadez pélvica, se alcanzan generalmente en 1-3 meses, a medida que se normaliza el flujo sanguíneo y las venas tratadas se contraen.
El síndrome de congestión pélvica (SCP) es una causa común, aunque a menudo ignorada, de dolor pélvico crónico en mujeres; y la buena noticia es que tiene tratamiento. Si experimenta molestias pélvicas persistentes sin una explicación aparente, nuestro equipo de expertos en Vascular Interventional Specialists puede realizar evaluaciones vasculares completas y diseñar planes de tratamiento personalizados para aliviar sus síntomas y mejorar su calidad de vida.

