Embolización de la Arteria Prostática
La embolización de la arteria prostática (EAP) es un procedimiento mínimamente invasivo, guiado por imágenes, para la hiperplasia prostática benigna (HPB) que reduce el tamaño de la próstata al bloquear su irrigación sanguínea. La EAP ofrece una alternativa eficaz y no quirúrgica, que proporciona alivio de los síntomas con menor riesgo, menor tiempo de recuperación y sin necesidad de anestesia general.
Preparación: La embolización de la arteria prostática (EAP) se realiza generalmente de forma ambulatoria con anestesia local. La piel donde se insertará el catéter se esteriliza y se anestesia antes de comenzar el procedimiento.
Inserción del catéter: Mediante imágenes de rayos X en tiempo real (fluoroscopia) para mayor precisión, se realiza una pequeña punción y se inserta un tubo delgado y flexible, llamado catéter, en una arteria. A continuación, el catéter se guía cuidadosamente hasta las arterias que irrigan la próstata.
Mapeo del flujo sanguíneo: A continuación, se inyecta un contraste especial a través del catéter para mapear el flujo sanguíneo hacia las arterias prostáticas. Esta mayor visibilidad permite localizar con precisión las arterias que irrigan las próstatas agrandadas.
Embolización (bloqueo del flujo sanguíneo): Una vez identificadas las arterias objetivo, se inyectan diminutas partículas biocompatibles a través del catéter en los vasos sanguíneos de la próstata. Estas partículas bloquean el flujo sanguíneo hacia el tejido prostático hipertrofiado, lo que provoca su reducción progresiva y alivia la presión sobre la uretra, causante de la mayoría de los síntomas urinarios.
Finalización y recuperación: Tras la embolización, se retira el catéter y se aplica un pequeño vendaje; no se requieren puntos de sutura. La mayoría de los pacientes regresan a casa el mismo día y retoman sus actividades normales en pocos días.
Recuperación y resultados: Debido a que la embolización de la arteria prostática (EAP) es mínimamente invasiva, la recuperación suele ser rápida y cómoda. La mayoría de los pacientes notan una mejoría en los síntomas urinarios entre 2 y 4 semanas después de la cirugía, con una mejoría continua durante los meses siguientes a medida que la próstata se reduce gradualmente. A diferencia de la cirugía tradicional, la EAP presenta un bajo riesgo de efectos secundarios sexuales, incontinencia o complicaciones importantes.
La hiperplasia prostática benigna es una afección común que afecta a muchos hombres. Si bien puede afectar significativamente la función urinaria, es altamente tratable. Si los tratamientos conservadores, como la administración de líquidos o los medicamentos, no le han brindado el alivio suficiente, nuestro equipo de expertos en Vascular Interventional Specialists le ofrece atención personalizada y opciones de tratamiento avanzadas adaptadas a sus necesidades.

