Trombectomía
La trombectomía es un procedimiento mínimamente invasivo que se utiliza para extraer un coágulo de sangre (trombo) que obstruye el flujo sanguíneo en una arteria o vena. Durante el procedimiento, se introduce un pequeño catéter en un vaso sanguíneo y se guía hasta el lugar donde se encuentra el coágulo mediante imágenes en tiempo real. Posteriormente, se utilizan dispositivos especializados en la punta del catéter para fragmentar, aspirar o extraer físicamente el coágulo del vaso.
Restablecer rápidamente el flujo sanguíneo normal es crucial, ya que los coágulos pueden causar dolor intenso, daño tisular u otras complicaciones si no se tratan. En algunos casos, se pueden usar medicamentos para disolver los coágulos (trombolíticos) junto con la extracción mecánica para aumentar la eficacia del procedimiento y reducir el riesgo de recurrencia.
Preparación: La trombectomía se suele realizar de forma ambulatoria con anestesia local. Se esteriliza y anestesia la piel donde se insertará el catéter.
Inserción del catéter: Mediante imágenes de rayos X en tiempo real (fluoroscopia), se realiza una pequeña punción en una arteria por donde se introduce un tubo delgado y flexible llamado catéter. El catéter se guía suavemente a través del sistema vascular hasta la ubicación del coágulo.
Trombectomía (extracción de coágulos sanguíneos): Si un coágulo sanguíneo está causando la obstrucción, se utiliza un dispositivo de trombectomía para aspirarlo, fragmentarlo o extraerlo mecánicamente. En algunos casos, también se puede administrar un medicamento trombolítico directamente en la zona afectada para facilitar su extracción.
Restablecimiento de la circulación: Una vez eliminado el coágulo, el flujo sanguíneo se restablece de inmediato. En ocasiones, se realizan tratamientos adicionales —como una angioplastia o la colocación de un stent— simultáneamente para mantener el vaso abierto y prevenir futuras obstrucciones.
Finalización y recuperación: Tras el procedimiento, se retira el catéter y se coloca un pequeño vendaje. No se requieren puntos de sutura y la mayoría de los pacientes pueden regresar a casa el mismo día.
Recuperación y resultados: La recuperación tras una trombectomía suele ser rápida, y la mayoría de los pacientes retoman actividades ligeras en 24 a 48 horas. Muchos notan una mejoría inmediata en síntomas como dolor en las piernas, calambres o entumecimiento, a medida que se restablece el flujo sanguíneo normal. Dado que el procedimiento elimina directamente la causa de la obstrucción, suele ser muy eficaz para prevenir complicaciones como daño tisular, amputación de la extremidad o trombosis recurrente.

